domingo, 28 de diciembre de 2014

Ocio

No sé que me pasa con Tan Biónica. Debe ser que conozco muchas bandas que explotan y no las conoce nadie, o puede ser que me moleste la voz distorsionada, los chupines y la pose canchera, o simplemente puede ser que tengo mucho tiempo libre y resulta que en el tiempo libre creamos, soñamos, planificamos, pero también elaboramos pensamientos, muchos de ellos innecesarios. El ocio debe ser para el humano la clasificación de tiempo más jodida. A las imagenes y personas de la vida real las reinventamos e idealizamos; la propia la defenestramos claro; (a quién le da orgullo pasar todo el día en la cama?)

Me desperté a las 11 y no tenía nada que hacer. Entonces seguí un rato en la cama; hasta que me levanté, hice unos mates y leí el diario por internet. Cuando me di cuenta que todavía no tenía nada que hacer, agarré los auriculares y salí a correr. Corrí y caminé con la idea de hacerlo hasta que tuviera otra cosa para hacer, y como no tenía nada, corrí hasta las seis. Volví a casa. Bañarme, encremarme y secarme me llevó solo media hora. Me di cuenta que seguía sin tener nada que hacer, entonces me puse a diseñar unas cosas en la computadora.

Mi tiempo ahora es casi todo ocio, en verano no tengo facultad que me rige cada horario, ni trabajo que me exige puntualidad y me cansa día a día. Así que cada minuto tengo que inventar algo que hacer. El resto del día leí una novela, una autobiografía; me di cuenta que detesto las autobiografías, después me di cuenta que tengo que bajar de peso, que debería cambiar las sábanas, que quiero viajar, que extraño los recitales de La Renga, que estoy enamorada de mis carreras, que no detesto Dread Mar-i (sí, lo sé), que mi flequillo es raro, que tengo mil ideas para producir, que tengo que volver a escuchar a Peter Tosh, que algunas decisiones no fueron buenas, que a veces me siento triste.

El ocio fue siempre mi enemigo, sacaba lo peor de mí. Pero para saber todo eso, tuve que dejar de tener cosas que hacer por un tiempo. Hasta hoy, no había valorado tener tiempo libre. Probemos cambiar de enfoque: tener tiempo libre no debe significar otra cosa que ser libres de vivir nuestro tiempo. Soy libre si decido por momentos ver una película mala, no ser útil a la humanidad (cuándo lo soy?), soy libre de tener el tiempo vacío, inventar cada renglón del cronograma, de no tener nada que hacer. Aunque claro, cambiar de enfoque podría implicar que ya nunca más voy a tener algo que hacer, sino que voy a vivir mi vida inventando a cada minuto qué hacer para avanzar y para crecer.

Cuando tenga una reunión del trabajo, aunque esté en mi agenda 20 días antes, voy a elegir e inventar ir, si tengo una clase la inventaré y reeligiré ir aunque ya hubiera pagado el mes; esa es la forma en la que voy a seguir decidiendo dónde quiero estar y qué quiero vivir. No voy a llenar el tiempo. No tengo NADA QUE hacer, solo tengo QUE HACER, y con eso mutamos la actitud de pasar las horas a ocupar lugares.

Voy a salir de la cama por la necesidad de reinventarme, en tiempo de examenes finales y en tiempos de ocio. De todos modos, todo el tiempo es inventado y lo importante es que el tiempo no es mio, ni de nadie. Aunque insistamos en que nuestro ocio nos pertenece, todo lo que yo me estoy dando cuenta de mí, no tiene nada que ver conmigo.



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