No quieras con desgano dijo Benedetti. Yo digo no seas tibio. No seas tibio los lunes. Que no te dé lo mismo el dulce de leche granizado o el sambayón.
Sos tibio, pastel, sos light. Amas light, decís cosas light, hasta te vestís light, opinás gris, criticás sin calorías. Le gustás a todos, te gustan todos.
Pero no sos solo vos, no te enojes! -(sé que no lo harías por tibio)- Todos estamos que no damos más de tibios, de insípidos. Porque somos tibios, y me enerva. Te da lo mismo ir al bar o a dormir, besarme a mí o a mi sombra, hacer números o letras, arriba o abajo, Titanic o Casablanca, asado o polenta, mate dulce o amargo. No es que sos una persona abierta, es que sos tibio; y no solo con el amor. Sos tibio y yo soy tibia en todo, pelusa.
Somos tibios desde el sueño hasta el orgasmo. Desde el sueño... Ese es el problema, creo; somos tibios porque tenemos miedo de lo que deseamos. Y qué pena cuando no podemos hacernos cargo de todo lo que deseamos, porque podríamos hacer tanto con eso... como seguir deseando. (Ya lo sé, suena tan poco y nada). Te entiendo pero no.
Así que porfavor te pido no seas tibio los lunes pero mucho menos seas tibio los fines de semana. Pisá fuerte, errale de una, deseá tus pavadas en voz alta. Pero no seas tibio. No seas tibio vos porque si vos sos tibio qué nos queda cuando sentimos que el corazón se enfría.
