martes, 16 de diciembre de 2014

Miedo, culpa y Tan Biónica

Comerse los mocos, dormirse la siesta, hacerse pis encima. Raro que casi todas las formas de hacer referencia a "me acobardé" se relacionen con verbos de niños; si los niños son lo más valiente que hay! (después de aquellos que admiten públicamente escuchar Tan Biónica).

Bueno, todo eso hago! En mi eterna necesidad de definir los términos, voy a decir que equivalen a acobardarse; verbo más antiguo que la injusticia. Cuando me enamoro y no hago nada al respecto, cuando se me presenta una oportunidad e invento excusas para negarme, cuando no entiendo y no me animo a preguntar, cuando permito que me abandonen sin objetar. El miedo es uno de mis lugares más comunes. Hermano de la culpa, y primo del "tendría que haber dicho/hecho..."; son las formas más patéticas en las que me envuelvo cuando me voy a dormir. Pero lo bueno de la culpa, (gracias catolicismo!), es que con un poco de autoflagelación y arrepentimiento se limpia, y al otro día, amanecés lechuga. Qué horror, sí.

El miedo voy a trabajarlo, la próxima vez que me pierda voy a pedir orientación, la próxima vez que me enamore voy a aceptarte bailar. El miedo es el más grande de los clichés. No me digas histeria, no me digas vueltera, no me digas orgullosa, decime cagona!

Cuántos lugares ocupamos con el miedo, vha! A veces el miedo es tan grande que ocupa él todo el lugar, y cuando queremos meternos nosotros, con nuestro cariño, nuestras palabras, nuestras ideas, no entramos... Eso me está pasando, el miedo tomó el lugar entero que Marina tardó en ocupar! Me dormí, en la puerta del Págo Fácil lo dejé entrar todo a él y me quede sola Afuera esperando.

Decí que ese Afuera es adentro de la cama, y tengo un bloc de notas a mano para ocupar algún lugar que él no me haya quitado, aunque sean solo unos renglones del cuaderno.






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