viernes, 27 de octubre de 2017

Tesis

    Empecé mi tesis como una crítica a la telenovela: ¿por qué insisten en mostrar que el único tema que nos concierne a las mujeres es el amor? ¿Por qué suponen que es nuestro gran problema, nuestra eterna búsqueda, nuestro fin y comienzo?
    Escribí páginas y páginas denunciando la manipulación patriarcal que las productoras hacen con nuestras personalidades, nuestras pulsiones, nuestros propósitos y metas, con todas nosotras.

Pero cuando estaba por llegar a la conclusión, se me rompió el corazón. Y me convertí en una de esas: de esas que se pierden en todo lo que su masculino se suponía les daba.
  Mi corazón se rompió y sus trizas atravesaron todo lo demás. Los pequeños pedazos que volaron por el golpe se metieron en mis ojos y me prohibieron ver.
Dañaron la memoria interna, sobreestimularon el nivel de sensibilidad, me afectaron las neuronas del sueño y el raciocinio. Todo lo que me hacía ser se redujo a una reacción al impacto.

Mi corazón se dio contra el piso en el mismo momento en que mi personaje se volvía uno como esas, una klosterboer, una siciliani, cualquiera de esas que nadie sabe cómo ganan el pan, pero se ven llorar
y vivir por el galán. Heterosexuales, exitosas, sonrientes, pero insoportablemente anhelantes y románticas todo el día. Tan guionadas, tan colocadas,  tan antiguas.

Tuve que rechazar mi premisa inicial, y buscar otro foco. Buscar coherencia. Pero cuando un corazón se rompe, no hay cliché que no valga.

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